Gracias Señor Jesucristo...

Me has traido hasta tu pecho a pesar de mí. Sin duda eras el único que sabia cuánto necesitaba de un abrazo... pero uno que fuese eterno. Era imposible aceptar que la vida fuese regida sólo por un tiempo impuesto y perecedero, era imposible aceptar que todo fuese tristemente efimero, era desgarrador pensar en unos pasos conclusos que llevarían a un fatal destino, así que era necesario nadar por un tiempo en ese mar que tanto me hacía hallarte, pues sólo cuando sentí el límite de mis pies ambiguos necesite decirdirme por una dirección. ¡Y entonces me dije -Ya no más, suficiente del mismo sendero. Cuánto daría por el tiempo que he perdido sin tí... ¡Oh, pero sabes tú mi Señor cuánto le ha dolido a mi corazón no haberte dado mi mirada mucho antes para aceptar la tuya presente y sempiterna!. Tú señor perdoname, no me alcanzaría ni la eternidad para agradecerte señor. Muchas Gracias
No hay comentarios:
Publicar un comentario