Entre hileras dulcificantes, escrutemos los misterios anacrónicos del tiempo, la vida, la luz, Jesucristo en nosotros... pero sobre todo sin él cuando no queremos verle aún sabiendo que está ahí a tu lado a mi lado.

sábado, 25 de mayo de 2013

Abrígame del frió canguelo, que de las nieblas sin colores han llegado a mi puerta oxidada en sus visagras, exigiendo mis pedazos de existencia que se desglosan cadavericos, rezongando frenéticamente mi nombre, ¡escalofríos precipitan mis poros anunciando una decadente enfermedad!. Y desde el fondo una voz insinúa su risa trémula, aguardando el momento en que se decidirá lanzarse sobre mi pesado cuerpo incompleto, donde yacen pieles rotas con puntadas tejidas de nostalgia… embelesada por la oscura habitación. 
Me aparto de mis manos, escondiéndolas en un lugar seguro, porque es el único tesoro que guardo por su extenso valor incalculable, me apego a ellas, decido, niego poseerlas…sin importar que sin ellas no puedo defenderme, me enfrento a las consecuencias olvidandome de mi, olvidando mis dos escudos… y haciendo olvidar mi mente de que alguna vez poseyeron la energía protectora de los dedos…. Ahora me enfrento sin ninguna clase de burbuja azulada, me siento tan frágil, como una evanescencia expansiva a borbotones…
Frota las manecillas del reloj guardado los espacios que le dan de cambio por el billete del tiempo, así ahora posee monedas espacios, pensará fielmente en conservar cada moneda y en algún momento obsequiarlas a alguien merecedor.../.../ Se despide continuamente porque la realidad lo acuchilla, no le permite estar allí, porque no cumple con la ley devastadora que obliga anular los individuales movimientos del alma... entonces mejor se aleja de igual forma le gusta sentir esa ligereza donde se ahorra infinidad de explicaciones limitantes. Cierta clase de acciones son complices de una lápida pidiendo a gritos y borbotones cada una de las letras constructoras de su nombre... Solo paredes cálizas, acompañan silenciosas y sin precarios juicios... solo ojos desvanecidos en la puerta albeante con su suave escapatoria ubicua e insondable... me espera espantada aquella puerta y me delimito despues de cruzarla, pero ésta vez será para siempre no me atrevere a salir del umbral descubierto en mi universo... no quiero salir de esta laxitud de inconsciencia... Luna dame de tus lunas porque a veces sabores ya no percibo tan dulces en mi boca.. ¿Cuanto tiempo moriré? soy conducto de mi propio infierno, mi corazón desglosado está, no me pertece, nunca lo ha sido. Jamás ha ocupado el lugar correspondiente porque entre el torax esta preso... jamás ha estado en mis ojos en su verdadero espacio... No lo necesito ahora, si no estará en lugar que lo quiero, debo prescindir de él, no lo necesito de todas formas ya no lo poseo... ya no se donde está... las partes vitales buscan reguhio en otros cuerpos, mientras yo me voy quedando vacio en un cuerpo lleno de aire se esta aplastando continuadamente.. ahora estoy y soy parte de un escalofriante plano bidimensional, no tengo ni el menor indicio de textura... Solo vislumbro un poco el abismo donde poco a poco se desvanece el volumen de mi existencialidad ululando el espacio pérdido la ruta fantasmal...
Ansiedad carcomia su interior y esté día se exteriorizo zucumbio en alborozo rotundo, invadiendo el estomago receptor pantagruelica sensación tenua y dulcificante.... -Castigaban mi conciencia al disernir invisibilidad anfranctuosa disposición recapitula sentimientos... puro sempiterno, disimulo la cercania a este abismo succionador de fragmentos se despega mi piel de los hueso y quiere huir junto a ese ser! y abandonarme ropaje terrenal. /.../¿Oh Pero qué clase de influencia más desconocida desorbitante vertigo? es imposible agotarme de este "senderimo vertiginoso" y águdo en el desmedido tiempo y espacio...no puedo soportarlo me insita me seduce su orbe, seduce mis sesos por ese capitulo initeligible raptador....abandonarme y el peso ligero de su magnitismo me captura entre las palmas, me dejo atraer sucesivamente uno y otra y otra vez me deslizo por esa puerta estrecha que dibuje en el testero de mi cama aquella una noche de insomnio que los lapices se escondieron, huyeron porque no querian rozar mis dedos, fue ese día que me quede sin uñas trace cada linea de la amorfa puerta con mis dedos ensangrentados solo escuchaba porque mis ojos no querian ser participe del umbral de felicidad que estaba proyectando aquel impulso desconocido... mi necesidad no sentia dolor ahora la retomo, recuerdo sus lineas ovaladas palpablemente, y entonces debo buscar la llave, y la busco por horas estrelladas entre relojes vagabundos y mordaces que alargan mi espera y me apuntan dibujandome una sombra sombra de paciencia que esta exasperada, pero le confiere el suspenso espextante.../.../
Píntame un cielo donde pueda arrojar mis sueños, 
los sueños que olvido, déjame lucido con ojos de nictálope,
hambriento para crear cada entorno 
y quizás dibujar tu ausencia onírica…
Píntame un lápiz de negro intenso,
que traspase mis sensaciones…
Píntame manos para sentir tu silencio…
Píntame lágrimas de cristal para coleccionarlas…
Píntame la espera condenada y ahogada,
Para sentarla a mi lado… 
Píntame un carrusel que me lleve a recorrer tu piel…
Píntame unos pies capaces de correr y encontrarte,
para hacer de un abrazo infinito…
Píntame los hoyuelos en las mejillas 
para sonreírte y sonrías conmigo…
Píntame tu figura envolvente 
para llevarla en mi bolso de mochilero…
Píntame una sensación desorbitarte
para sentir por primera vez la ilusión inmaterial de mis anhelos…
Píntame bohemio y loco, para no olvidarte…
Píntame la oscuridad para resguardarnos de la gente
y poder ver siempre la luna...
poder verte siempre en un espacio sin límites de tiempos…

De los Equívocos del Amor

De los equívocos de las incertidumbres que habitan a seres determinados por una misma incógnita, surge la idea en el pensamiento de que todo lo buscado se busca a sì mismo… Es entonces como estas casualidades explayan en causalidades impredecibles… y desde donde nace Ícaro de un lugar desconocido... En el azar de presencias, dos seres  anhelan un encuentro que se dibuja vehementemente en sus mentes como un mar de sus incertidumbres y desde donde flota un sentimiento de amor confuso e intrépido que navega entre pensamiento y pensamiento
Ícaro reacciona ante un instante de calma suprasensible donde por primera vez, un día de su existencia no fue como cualquier otro, llego el momento exacto donde el viento traía entre sus aromas distantes aquel olor peculiar de una hermosa cabellera que debía ser de aquella mujer idealizada... -Quédate quieto, muy quieto... Pedía él a sus sentidos que gravaban cada pequeño detalle de éste soplo desconocido. -Quédate quieto corazón, no ves que ahora intento escuchar las hojas secas, están gritando a mis oídos el nombre extraviado a quien pertenece ese aroma. Se preguntaba en ese momento de éxtasis y de  pureza cuánto tiempo había esperado para recibir alguna clase de señal enmarañada entre el destino que trajera el que debía ser de él, y no de otro. Pasó mucho tiempo alimentándose en su corazón el deseo de hallar aquella presencia  con forma de mujer y llamada Fiona. Ella merodeaba noche y día, segundo tras segundo su agonía, aumentaba el dolor de un idilio estropeado por todas las leyes de la tierra. Habían horas en que ésta obsesión lo encontraba lacónico, hablando taciturno... -Tan sólo si pudiera ver sus ojos, sí pudiera ver tus ojos... si pudiera ver tus ojos y los míos y así vieses ésta locura invadiendo mi cordura.      -¿Por qué razón ojos? ¿Por qué razón pupilas?  si no logran verte ni traerte hasta a mí. ¿Para qué quiero mis ojos? si balbuceo entre constelaciones mirando sin mirar todo aquello que es ajeno a mis deseos. -Si hubiese una llave en el cofre de mis olvidos, algo que me diera un tren evanescente y tuviese la virtud de acercar  ilusiones a mis sentidos... Pero no logro ver con claridad, mis sentidos se polarizan y caen en mis razones, se contorsiona mi objetividad. Así pasaron días, meses, quizás años, no sabemos con gravedad, pues el tiempo es un vil malabarista de memorias, el tiempo olvida el tiempo, cuando éste pasa con agonía en espera de un lugar exacto, donde el tiempo y la distancia habiten el mismo lugar disolviéndose mientras juega con nuestra débil paciencia.  Hasta que un día, Ícaro salió de su estado bipolar para pasearse por la fila de formulas, diseños, conexiones de un brillante aparato que le iba a permitir construir lo que desafiaría ese tiempo y distancia que carcomía su respiración, aparecieron súbitos recuerdos, ahora mientras su mente lúcida materializa unas inexplicables alas, vendría un error en el futuro que intentaba filtrarse a escondidas de Ícaro, aquella ironía que el destino veía sonriente asomándose a la ventana de aquel inventor. El futuro entre dientes tarareaba y tarareaba  entre el  claroscuro planeado, estas palabras;  ---¡Cuan insignificante son tus actos, cuan insignificantes se convertirán tus actos!. Pero en él solo habitaba una dicha insondable, pues se acercaría a su amada, porque eso pensaba, él siente como el amor lo invadía, lo proyectaba, lo alteraba, lo inhabilitaba a su antojo hasta perder el sentido de la verdadera realidad. Aquella realidad que poseía los ojos de Argos, y donde éstos veían con lascivia lo que Ícaro había logrado construir, pues eran los mismos ojos de la avaricia rotunda, del desenfreno de toda envidia social planeando sigilosamente apropiarse de un invento nunca antes visto, esperaron el tiempo debido mientras Ícaro terminaba su máquina. Fueron el día que Justo emprendería su odisea, llegaron a su establecimiento y empezaron a maquillarle el futuro productivo en dinero con tan extraordinario invento, pero Ícaro se negó, tenía muy claro lo que quería hacer con sus alas, sabia que era cuestión de horas para acercarse a lo más preciado que ansiaba. Pero, ellos perniciosos no aceptaron semejante negación, y querían excluirlo de aquella invención hasta el punto de obligarle a acceder a sus intereses, Ícaro previno lo que los cuatro ojos planeaban hacer, lo que ellos no sabían es que tenía encendida ya sus alas, y en el centro del lugar en donde estaban, nuestro inventor había hecho dos días antes  una abertura en el techo que le permitiría partir desde el mismo taller impulsándose solo hacia arriba, así que por suerte sus reflejos le permitieron huir antes de hacerse prisionero de otro sufrimiento, pues sabia muy inconscientemente que ya lo era, era un prisionero de todo aquello que impulsaba su voluntad a realizar hazañas misteriosas que no presentía. - Qué pasaría si nuestro Ícaro se detuviera? era  tal vez lo que pensaba, mientras suspendido en el aire sentía también cómo todos sus sentidos se desprendían de él, dándole una brizna de levedad, ni siquiera pesaban todas aquellas sensaciones que bailoteaban con pasos demasiados fuertes en su corazón inquieto los días anteriores, esa levedad fue tan sublime que su conciencia la detuvo como un gran recuerdo, como una felicidad demasiado inmensa en tan corto momento, pensaba que esa efímera felicidad que había sentido le alcanzaría para el resto de toda la vida vida sin acaecer nunca. -Pienso en este instante, que existirían dos clases de felicidad, la que me produce esta ligereza en el aire mientras soy consciente de ella y la que me producirá la presencia que persigo tan apasionadamente. Llegó el momento de sentir una realidad propia, así que divisó a Fiona desde una distancia aún larga, pero suficiente para aprehenderlo todo, su universo trizó aquel impulso invisible al ver con claridad lo tangible del momento, sus ojos se rompieron en mil pedazos de tristeza, como si revoletearan por sí solos, aquel amor ya no era su amor, era el amor de otro tiempo, era el amor de otra distancia que llegó antes que él. -No quisiera volver a ver, no lo quiero. ¡No, noo regresen ojos dementes! no los quiero, no los necesito para ver la condena que habito la tierra sempiternamente en mi espera como sindicado del sufrimiento perpetuo... Ícaro no detuvo su vuelo, sus alas se volvieron parte de él, así que su misma furia era el combustible suficiente para huir de tan incomprensible momento y huir de toda sociedad, huir de toda realidad. Su fuero interno estaba invadido del dolor más desgarrador que un ser pudiese soportar. Ícaro siguió volando sin rumbo fijo como si desde siempre hubiese poseído alas...

miércoles, 22 de mayo de 2013

La Hamaca

Nos habiamos conocido un Febrero, mi Padre nos había presentado en una casa pequeña a las afueras del pueblo.-Yo había llegado recientemente de Bogotá-. Parecia que el destino hubiese hecho una de sus jugadas engañosas e ilusorias. Él observaba a mi Padre atonito de saber que tenía una hija tan joven, pues tenía alrededor de su misma edad. Pasó un buen rato antes de que Javier se acercara a platicar. Hablabamos de todo un poco, pero en escencia recuerdo el momento en que a fuerzas de su madre me había contado lo de su cancelado matrimonio. Confeso que no se sentía enamorado, que no sentía ese fuego que le hiciera desear amanecer con aquella persona cada mañana. (Pero mucho tiempo después supe que su desición había sido un tanto influida por algun pastor de la iglesia a la cual acudia.) El caso, es que había dejado a su novia con preparativos y un monton de cosas más organizadas. Debo decir que su madre fue quien delato ese suceso y no tuvo más remedio que admitirlo. Yo observaba aquella pequeña mujer afable pero también algo inevitablemete imprudente. Yo le decía que estaba de acuerdo con él, que uno debia casarse completamente enamorado; en donde las conversaciones fuesen tan suaves como para amenizar un momento angustioso y, que de esa forma se tomara un nuevo aliento. Pero para eso, se debia estar dispuesto a a arriesgarlo todo por una persona, es decir, no es lo mismo la familia, los amigos y demás relaciones sociales normales. Una pareja implica intimidad total. Él guardaba silencio y parecia estar de acuerdo conmigo. Pero recuerdo esos ojos que se quedaban clavados como si fuesen a traspasarme los pulmones. Ese día me sentí completamente atraida por él, pero no sé si él de mí.
Tres meses después, en un día que estaba tan aburrida, tan agobiada de todo en la finca de mi Padre. Decidi salir después de medio día a la carretera sin saber como iba a llegar hasta Jamundi, puesto que a esa hora ya no pasaba transporte publico, eso no importo de todos modos para mi escape, gran parte del camino lo tome a pie. Mientras caminaba recuerdo el paisaje verde y extenso que se abria a mi alrededor, era algo tan sanador a mis ojos que siempre solía subir a esa colina para visualizar lo que más pudiera. En una curva mientras seguia y seguia caminando vi una rama larga y me dio por llevarla conmigo, a veces contaba los pasos para calcular los kilometros que llevaba, mientras me entretenia en el conteo llegue al kilometro sexto, ya me sentía algo agotada.

Salmo 103

1.Bendice, alma mía, al Señor

y todo mi ser a su santo nombre.

2.Bendice, alma mía, al Señor,

no te olvides de sus favores.



Anacrónica en el Cielo Feliz ahora sí..